y el odio que había en sus corazones y que los condujeron a tomar aquella decisión cruel e injusta. Cuando Jesús oró diciendo “no saben lo que hacen” no estaba excusando el comportamiento de ellos ni exagerando su ignorancia, sino reconociendo las limitaciones de su conocimiento. Al crucificar al Hijo de Dios, al Señor de gloria, y mofarse del Hijo eterno del Padre —Aquel a quien rinden homenaje y adoran los ángeles y arcángeles y toda la compañía celestial— y escupir sobre Él, no tenían conciencia
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